Con un compañero conflictivo difícilmente se puede convivir, con lo que se concluye que el matrimonio no es viable en estas condiciones. Pese a este defecto, las parejas siguen, para lo que habrán de tomar ciertas posiciones y actitudes que permitan la convivencia. Veamos qué fórmulas se usan.
La primera es hacerse el sordo, no darle importancia a las majaderías y continuar en paz.
Otra es responder sin tener en cuenta la agresividad, hablar con tranquilidad, como si no existiera conflicto. Igualmente, se puede ‘traducir lo oído’, cambiando el sentido conflictivo por otro colaborador, de modo que respondemos pero no nos enganchamos en peleas.