Por enésima vez leemos en los diarios la noticia que una menor intenta matar a su madre cuando ésta se encontraba dormida, luego que le diera una reprimenda por querer salir a la calle sin su consentimiento. Ella cogió dos cuchillos de la cocina, para cometer el asesinato.
Este hecho se cometió en el populoso distrito de Comas, al norte de Lima y donde impera una especie de desatención de los padres a los hijos y los pocos que lo haces, sufren de ataques por parte de los menores. Las autoridades deben analizar los verdaderos motivos para que los hijos actúen de esta forma, ya se perdió todo tipo de autoridad de los padres.
En parte la culpa, la tienen los famosos "Derechos del Niño" que preconizan que no se les debe maltratar a los menores en toda forma y esto hace que ellos abusen del accionar de los mayores y no hagan caso a las correcciones que hacen. Están cada día mas suelto en las calles, discotecas y lugares inapropiados para ellos.
En tiempos pasados, los hijos obedecían a los padres a rajatabla y ahora son hombres de provecho y no hay secuelas de complejos o traumas de índole siquico. Pero ahora, por cualquier cosa, ya se está yendo al psicólogo o a una terapia con juegos y medicamento para volver a tener una conducta que debe ser corregida en el hogar, pero en fin. Los sabios de los políticos, saben lo que hacen
Ellos quieren a un pueblo que no sabe respetar, porque eso es lo que ven de los mal llamados "Padres de la Patria", que de padres no tienen nada porque son "robacables", "lava camisas" y "hacen faneones con sus cargos", entre otros delitos.
Debemos erradicar desde la raíz este mal y eso hay que hacerlo desde pequeños, sino tendremos mas asesinatos o intentos, en contra los padres que quieren poner alguna forma de disciplina en la casa. Y a los hijos, deben entender de una vez por todas que sus padre son autoridades hasta que se emancipen o se vayan de la casa.
viernes, 14 de febrero de 2020
‘Ninis’… ¿La generación perdida?
Son un poco más de 7 millones de mujeres y hombres en edad productiva que no forman parte del mercado laboral ni académico. Son los llamados “ninis”, porque “ni” estudian “ni” trabajan, aunque de alguna manera sobreviven y pasan el tiempo.
El fenómeno no es nuevo pero sí cada vez más preocupante por el volumen de jóvenes que se vieron marginados de las actividades productivas ante la falta de espacios y oportunidades. Sólo un ejemplo: cada año miles de jóvenes no logran entrar a las instituciones de educación superior y de los muchos que quedan fuera muy pocos logran conseguir un trabajo. Tan sólo en la UNAM más de 100 mil jóvenes son rechazado año con año y mientras la demanda crece los cupos disponibles no lo hacen. Lo mismo se repite en muchas otras instituciones como el Politécnico Nacional.
Además del drama personal que significa el fenómeno de los jóvenes popularmente conocidos como “ninis”, con problemas económicos, de autoestima y de frustración, hay que sumar los problemas sociales y familiares que esto desencadena. Estas personas son mantenidas por alguien, comen, duermen, realizan actividades que requieren de una subvención que generalmente recae en la familia. Pero lo más preocupante es la gran pérdida que nuestro país está registrando con este fenómeno. Son millones de personas que no están aportando con su talento y su trabajo al desarrollo del país. Un país que no les ha sabido dar la oportunidad. Es una generación completa de mexicanos que estamos perdiendo
En México Opina queremos saber qué piensas de este problema. ¿Crees que además de los problemas que enfrentan los jóvenes hay una actitud de apatía de su parte? ¿Crees que es cuestión de “echarle ganas” y tratar de conseguir trabajo o un cupo para estudiar, o es un problema más complejo? ¿Esto es una muestra del fracaso de las políticas enfocadas en nuestra juventud?
JC
Al mirar los titulares de las noticias de los
diarios, veo que hay uno que llama la atención a los casuales lectores que
pasan por la avenida. Es la que se refiere al asesinato de una madre por su
hija en complicidad con su enamorado o por el enamorado en complicidad con la
hija.
Sea cual fuera el protagonista de horrendo
crimen, no hay mas que ponernos a reflexionar en qué están haciendo mal, los
padres de hoy. Me refiero a su misión de guias y protectores de los hijos que
con tanto amor lo trajeron al mundo.
Se conoce que muchos o quizás todos no vamos
a una escuela para ser papás o mamás y a responsabilidad de ellos llega cuando
engendramos a un nuevo ser y no sabemos cómo actuar porque tenemos miedo de
asumir alguna responsabilidad que nunca la tuvimos.
Algunos, la asumen según los ejemplos y
principio las hemos recibido en casa, porque es ahí de donde se aprende todo.
La mejor escuela y principal de la vida es la casa, el hogar y si este es
complicado, pues nuestra vida futura es así, complicada.
Algunos hijos, cuando lo son, no reciben
enseñanzas positivas, pero tampoco negativas, sino que estás las adquieren en
la calle, otra gran escuela de la vida. A falta de una se encuentra en la otra
y los mejores maestros ya no son los padres, sino los amigos.
Así que este nuevo crimen no debe llamar
mucho la atención de la forma cómo son los jóvenes, y el porqué actuaron y
actúan así. Es la forma cómo convivieron en sus hogares, cuyos padres pensaban
que ellos eran unos hijos ejemplares y que no “matarían una mosca” en su vida.
“Derechos del niño”, creo que eso es lo ha
parado un poco la disciplina que antes imponían los padres a los hijos que se
portaban mal y ahora esto lo utilizan como escudo para sallvarse de su mala
conducta y los padres se encuentran sin ningún instrumento para corregirlos.
Sino pregunten, la forma como lo corrigieron
a cualquier personaje de la política (no lo de ahora), del deporte y de las
ciencias. El chicotito de tres puntas era uno de ellos y la palmeta en el
colegio era otro.
No había nadie que vaya a casa denunciando a
algún profesor que le habían dado tres correazos por haber hecho la tarea o
porque no se portó bien en el aula. Acaso ahora tenemos a hombres de bien,
trabajadores, responsables y cultos llenos de cicatrices o mutilados por los golpes
y castigos que recibían.
O personas que tiene que pasar por una “terapia”
como ahora lo hacen con miles de niños, como requisito para ingresar a la
pre-escolar.
Cosas del Orinoco, tu no sabes, yo tampoco.
Cosas del Orinoco, tu no sabes, yo tampoco.
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