Con la exonerada a la segunda votación, el Congreso de la Nación derogó la Ley de la Promoción Laboral Juvenil y con esto ha terminado una serie de dimes y diretes por parte de los congresistas, quienes defendían esta ley que impide los derechos plenos y recontaba los beneficios.
Miles de jóvenes en las afuera del Congreso estuvieron vivando por la derogatorio de la fenecida ley. Ahora solo queda la rubrica del presidente Ollanta Humala para su promulgación.
Con esta acción se pude ver que el gobierno siente que ya no son mayoría en el Congreso y deben de compartir su visión de gobierno respetando la democracia. El primer llamado fue la declinación, en momento previo a la votación, del viaje a Puerto Rico.
ESTO ES LA LUCHA DE LOS JOVENES POR EL PERÚ... y los demás peruanos.... parece que el futuro es de ellos. jejejejejeje
lunes, 26 de enero de 2015
Morir cada día o cada noche...
Es cierto, uno no se muere de repente; el proceso de morir comienza desde que naces, una carrera retroactiva donde ya tus días están marcados. Desde que uno nace comienzan a contar las horas, el tiempo, el inexorable tiempo va marcando tu temporada terrenal y en un almanaque que solo Dios conoce, está señalado el día en que también regresarás.
Recuerdo mi primera vivencia
con la muerte, apenas tendría yo unos años cuando sentí en lo más profundo el
fallecimiento de un tío político.
Juanito, tu tío Pio Juan ha muerto,
me dijeron por teléfono, y no pude continuar hablando, había estrenado un nuevo
dolor en mi corazón de niño, un dolor insospechado que sin saber se repetiría
muchas veces durante mi vida, un dolor de pérdida, de abandono, de desolación
que dejaría una cicatriz que me acompañaría siempre.
Con los años he tratado de
colocar el momento de partir dentro de mi cotidianidad, de que sea como lo
dicen los libros, un regreso, un retornar al gran misterio; en el caso de los
creyentes, a un Creador amoroso que nos espera; o para aquellos que no esperan
nada, un encuentro con la oscuridad, este final demasiado triste.
Hay muchas formas de morir,
no es solo cuando el cuerpo ya no responde, se puede morir de dolor mientras
estamos respirando, de desengaños, morir cuando nos abandonan, todas pequeñas
muertes que van marcando la existencia.
Anoche volví a soñar y me
desperté contento. No sé si es producto de que la muerte es una constante en mi
vida y de que la tengo tan presente, pero en cierto sentido ha sido una respuesta
a ese momento que, quieras o no, es un paso a lo desconocido como es cuando te
enfrentas al momento de nacer.
En el vientre de nuestras
madres nada sabemos del mundo que nos espera, nada sabemos de sistemas, de
familias, apenas sentimos ligeramente lo que será el amor por el sentimiento de
nuestra madre que, desde que nos engendra, es parte del proceso de formación,
estamos ubicados en un universo maravilloso dentro de la placenta de la cual no
quisiéramos salir nunca.
El paso regresivo debe ser
algo similar, pero anoche lo percibí diferente.
Estaba muriendo en el sueño, a mi lado mi
familia, algunos amigos, cantidad de recuerdos, y poco a poco todo se fue
desdibujando, los colores fueron perdiendo su intensidad, sentía una gran
debilidad en el cuerpo, algo así como un desprendimiento, como si ya no lo
necesitara y entonces fui entrando a otra dimensión; a la primera que presentí
fue a mi abuelita, allí estaba ella con su mejor sonrisa, mi papá, mi mamá, mi
familia tan querida, aquel amigo que perdí cuando niño… estaban todos envueltos
en un silencio que para mí era música, estaban y los sentía pero solo percibía
sus presencias sin necesidad de sus cuerpos, pero estaba totalmente seguro de
que eran ellos y muchos otros, y ya no sentí miedo, entonces entendí todo.
Ellos, los que me
precedieron, estaban allí esperándome, y el regresar me llenó de una alegría
que no había experimentado nunca…
El descreimiento
El día de hoy he recibido un
artículo de mi colega dominicano, A.Tejada ,
quien toca un tema que se podría adherir a la vivencia en Perú, puesto que hay
mucha similitud a lo que un periodista peruano podría haber escrito. O sea que
en todas partes se “cuecen habas”. A continuación dicho escrito:
El diccionario define el
descreimiento como “incredulidad, falta o abandono de fe o de confianza”, y en
nuestro país se ha convertido en un arma de acción política que está
imposibilitando la creación de la necesaria institucionalidad que requiere el
país para la paz y el desarrollo.
Aquí no creemos en los
políticos, en la Justicia, en la Policía, en los militares, en el compañero de
trabajo, y ya, ni en el compadre de sacramento, como era antes.
Es cierto que muchos de los
mencionados, personas o instituciones, han dado motivos más que suficientes
para no creer en ellos, pero lo que preocupa no es eso, sino que la actitud no
es aplicar un programa de mejora para rescatar la institución o la persona,
sino todo lo contrario: el esfuerzo se dedica a acrecentar lo malo, a rodear de
impunidad a los culpables, a dejar que el tiempo se encargue de borrar el dolor
provocado y que las cosas “prosigan su agitado curso”.
...
A. Tejada
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