PEKïN, 30 Dic 2014 (AFP) – Zhao Jun
tiene 30 años, no tiene novia ni ahorros y un trabajo precario y mal pagado, lo
que le convierte en el prototipo de “diaosi”, como llaman en China a millones
de ‘perdedores’ que no subieron al tren del impresionante desarrollo económico.
Según una
reciente encuesta sobre este ejército en la sombra, realizada entre otros por
la prestigiosa Universidad de Pekín, el 72% de los “diaosi” -expresión que se
traduce literalmente por “pelo del pene”- están descontentos con su situación.
Más de un tercio tienen tendencias depresivas. La mayoría están solteros y
lejos de su región natal. Originario de la provincia de Jiangsu, Zhao Jun llegó
a la capital en 2006. Pese a su diploma de la Universidad de Ciencias y
Tecnología de Harbin, gana 3.000 yuanes (393 euros) por mes en una empresa de
decoración.
“Vivo en un
apartamento en el subsuelo, en el oeste de Pekín, con un alquiler mensual de
500 yuanes (65 euros). No consigo ahorrar nada ya que aquí todo es muy caro”,
dice a la AFP. Según el estudio realizado entre el 1 de septiembre y el 1 de
octubre, los “diaosi” gastan de media 39 yuanes (5 euros) en tres comidas
diarias.
Tienen un
smartphone Android de una marca china, mucho más barata que un iPhone.
Extenuados por las horas extraordinarias en el trabajo (más del 70% de los
casos) y los largos desplazamientos en transportes públicos, estos jóvenes se
refugian en el sueño e incluso en el alcohol. Las horas libres las dedican a
los videojuegos, una cerveza barata al lado de su pantalla y unos cigarrillos a
euro el paquete.
- Lo
contrario de gente guapa
Mucho más
que el “salaryman”, su primo japonés con mejor suerte, el “diaosi” chino tiene
un futuro sombrío. Aunque trabaje en el sector de las nuevas tecnologías. A
pesar de que la expresión forjada en internet tenía connotaciones peyorativas,
se ha convertido sorprendentemente en señal de pertenencia, incluso de orgullo
entre ciudadanos que se jactan de no ser ni funcionarios ni hijos de papá.
A los 28
años, A Qi, como dice llamarse, comparte una habitación en uno de estos
edificios de ladrillo rojo que Pekín construyó en los años 1950 para absorber
el flujo de campesinos. Un hábitat degradado que poco a poco sucumbe a la
piqueta de los constructores inmobiliarios. Una pancarta a la entrada, “Seguir
al partido, realizar el sueño chino”, reproduce el eslogan de propaganda que
repite como un mantra el presidente Xi Jinping. “Diaosi, significa que no
tenemos dinero”, dice A Qi, que dimitió en abril en la editorial donde
trabajaba. “Me deprimía en cuanto entraba en la oficina. Me dije que no podía
seguir así”. Después intentó realizar comercio en línea en Taobao, el gigante
chino equivalente a eBay, pero no lo consiguió.
Decepcionado,
ahora quiere marcharse. Según los sondeos, decenas de millones de chinos se
autodefinen “diaosi”, sin duda en desafío a una sociedad materialista que los
margina o por rechazo al consumo desenfrenado que miran como espectadores.
Probablemente, también actúan como reacción, en un país donde se acumulan las
presiones para hacer carrera, casarse o convertirse en propietario.
- Fracasados
-
Esta
postura, cerca de la contracultura, ha hecho reaccionar este mes al muy
institucional Diario del Pueblo. Esta tendencia a “autodenigrarse”, debe ser
“denunciada y abandonada ya que puede afectar negativamente a la moral de la
juventud”, dice el diario, abanderado del Partido Comunista Chino.
Feng
Xiaogang, el cineasta preferido de los chinos, ha calificado de “imbéciles” a
los que se denominan “diaosi”, en un microblog que fue reenviado decenas de
miles de veces. Renaud de Spens, un experto en China que vive en Pekín, resalta
en la edición 2015 de su Diccionario impertinente de China, el término
“diaosi”.
“Designa a
los fracasados, a los nulos, a los que son a la vez feos y pobres, a los que no
se pueden casar, y a los asimilados. En fin, a los holgazanes”, escribe. La
expresión también tiene su sitio en la pirámide social china, en la que brillan
los “gaofushuai”, hombres “grandes, guapos y ricos” y las “baifumei”, mujeres
“ricas y bellas de piel clara”. Legiones de “diaosi” creyeron obtener el año
pasado la consagración internacional, cuando un fabricante de videojuegos
colocó en caracteres chinos la ya célebre expresión en una pantalla gigante en
el Times Square de Nueva York. Considerada demasiado vulgar, la publicidad fue
retirada inmediatamente.