Nosotros, los peruanos, tenemos la tendencia de ser sumamente dependientes del hogar paterno. La tradición nos empuja a pensar que los hijos solo deben salir de la casa si es que están casados, o por estudio o trabajo en el extranjero; de lo contrario habrán de permanecer todos en la casa donde “crecen”. Así se va acostumbrando a los hijos que, aun trabajando y con hijos, sigan pegados a la casa de mamá.
El pretexto ha sido la situación económica, no ganar lo suficiente o la falta de trabajo. Sin embargo, querer es poder, y hay jóvenes que, siguiendo el ejemplo de otros países, se juntan entre varios y comparten un piso como estudiantes.
Estas reflexiones sirven para recordar que la separación del hogar paterno, luego de los 20 años, es una experiencia favorable. La vivencia de estar solos y atenderse por sí mismos jamás se aprenderá estando en casa de mamá, y perderán el miedo a ser independientes, se preocuparán de prepararse su propio desayuno, ocuparse de su ropa sucia y arreglar su cuarto.
Pero lo más importante de salir a vivir lejos está en ser dueños de sus propias decisiones, y no estar dependiendo de permisos o frenos de papá.
Aprenderán 4 conceptos que les servirán toda la vida: 1) Ser totalmente responsables de sus actos. 2) Asumir las faltas que cometen. 3) Cuidar su salud. 4) Responsabilizarse del manejo de su dinero.
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