martes, 28 de octubre de 2008

Un dia de locuras

Esta historia comienza una mañana de verano en un lugar muy maravilloso, que se puede compara con el Edén, por su múltiples atractivos que en él hay. No hubieron ojos ajenos que lo que estoy observando, ni mano extraña que lo haya tocado. Solo uno se atrevió a hacerlo y el designio del destino hizo que jamás lo volviera a hacer.
En un árbol, muy hermoso pende una capullo, y el viento sutil lo mece de un lado para el otro, como si supiera que el destino de esa cuna natural saldría una de los mejores y bellos seres del mundo. Pasa el tiempo y el referido capullo se va haciendo cada vez más grande y el hilo que la sostiene parece que se va a romper, pero como la madre naturaleza es sabia, no permite que se corte ese tipo de cordón umbilical que lo une a la rama del árbol. Su vida continúa a pesar que no es producto, ni descendiente de ese tronco duro y seguro, capaz de darle una sombra de protección, un canal de supervivencia, ni un consejo para su vida posterior.
Como en toda circunstancia el capullo madura y empieza una lucha por la supervivencia, el ser que hay dentro de él lucha por salir libre. Se esfuerza por coger de un mundo que se le abre delante y que le muestra su esplendor, un esplendor banal, maquillado y de hipocresía. Donde hay intereses y solo alegría falsa.
A duras penas saca su cabeza y a pesar que la coraza, que la protección que lo mantenía viva no quiere dejarla ir y lucha por no morir, ella, la crisálida, emerge de su capullo que durante sus inicio en su nueva formación y de una etapa importante de si VIDA que le prodigó todo lo necesario para que crezca y que esté preparado para enfrentar la vida. yace a un lado experimentando sus últimos aliento de vida, hasta que por fin deja de existir y como la cadena natural, ley de naturaleza, cumplió con su deber.
Nacer, crecer, reproducir y morir.
El nuevo ser se arrastra por el suelo, no sabe a dónde, esta desorientada, pero siente que puede virar a cualquier lugar, lo puede hacer a la derecha, a la izquierda o simplemente seguir lo que sus ojos le atraen. Ya no está junto a su capullo que le impida hacer lo que ella quisiera. Ya no está la barrera que le impedía irse a buscar veleidad de la vida. No tiene nada que le impida irse y vagar.
Ahí la tenemos, nuestra crisálida, tratando de descubrir ese mundo que se le abre a sus pies. Encuentra otros que esta igual que ella, desubicados y "viviendo" como se le presente las cosas. No importa que tras su salida de la cárcel natural que lo cobijó durante su etapa de juventud pre al nacimiento, haya rezagos de ella, tiene adherido rastros de la seda que lo protegió y lo tiene sobre su espalda como un recuerdo de esos momentos hermosos que pasó con su protector. Recuerdos bellos y tristes, más los primeros que los segundos. Pero eso no importa cuando uno quiere conocer las simplezas de la vida, cuando se ha estado en cautiverio sin querer.
Pasan los días y como la ven dubitativa, muchas voces le dicen tal y tal consejo, pero como ella no tiene experiencia, solo las escucha y arrastra penosamente su calificativo de oruga. Está "creciendo", no solo de tamaño, sino que de sapiencia de la universidad de la vida. De ese centro superior que a diario experimentamos los humanos y que entre los demás seres también existe.
Su vida se vuelve completamente llena de consejos, unos buenos y otros malos. Todos son escuchados, pero como carece de experiencia, no sabe cual obedecer. Pero aquí es lo que sucede. Una luz la cubre y la deja sin aliento, la oruga empieza a revolcarse por entre la tierra y yerba y esta le parece encenderse, y como sea empieza a caminar buscando una protección, buscando un calor especial y recuerda su antiguo compañero. Ese que en sus primeros días lo cobijó bajo su manto protectora, lo cuido de los peligros que hay en el mundo.
Entonces se topa con un árbol, y haciendo memoria, es el mismo que lo sujetó en un hilo y trepa afanosamente buscando por ahí, y por acá. Y de su boca empieza a brotar una especie de baba espesa y siente que se ahoga, es una saliva gruesa que apenas la deja respirar,. Instintivamente vomita esa materia y piensa, será que estoy volteando el estómago luego de ingerir las múltiples bebidas que me dieron de beber, era que ese vómito fuera producto de algo que comí en el mundo de los grandes.
Con esas interrogantes se queda dormida y poco a poco la materia espesa, transformada en hilo de seda la empieza a cubrir como quien se tapa con una sábana para protegerse del crudo invierno. Los días siguientes es de frío, un frio invernal, estamos en el mes de noviembre y la temperatura ha bajado y la tierra está húmeda. Ha llegado la tormenta "Noel" y ha dejado una secuela de desgracias en el bosque. Muchos murieron y otros perdieron lo que habían acumulado durante los meses anteriores.
Pasa 30 días y todo está tranquilo y el nuevo capullo va haciéndose cada vez mas grande y maravilloso, empieza una nueva etapa para nuestra amiguita. Se está transformando luego de mirar la vida en el bosque y sus alrededores. Ya tiene experiencia y ha conocido los deleites de la vida. Mucha agua a corrido debajo del puente.
Y por segunda vez sale al mundo, y deja de lado su protección botada, no le sirve, ya la utilizó, ya sacó provecho de el. No tiene mas que ofrecerle y cada vez que explora, encuentra otras que le atraen mas. Los primeros contactos de su etapa de oruga fueron sencillos, porque ahora está mas bella, ya no es el ser que no conocía el mundo, ya tiene una experiencia y conoce lugares que antes lo visitó.
ESO ES VIDA, se repite una y otra vez.
Los conocidos, los compañeros, los que los presentaron y aquellos que le pintan pajaritos en el aire, son los que mejor tiempo le dedican. Ahora es mucho mejor, porque le han crecido alas, y son muy hermosas y largas que una vez batidas, la transportan de un lado a otro mucho mas rápido que cuando era oruga. Ya se puede ir más lejos, explora nuevos campos, nuevas emociones y cuando su cuerpo está cansado y maltratado de su carrera desenfrenada producto de su agitada vida, vuelve cabizbajo a su ex compañero de calor, su capullo.
Ahí está tirado sobre la maleza, olvidado por los otros animalitos del bosque.
Ella se acerca y lo mira con sus multicolores ojos. Con pena que le sale del alma. Sabe que ese fue su apoyo durante una etapa importante de su vida. Yace inerte, y solo hay un hálito de vida que no quiere dejarlo it, porque siente la necesidad de dar lo ultimo a su compañera, a su amor de su vida.
Pero como es imperiosa la necesidad de volar, la mariposa, extendiendo sus alas levanta vuelo y se aleja sin tocarlo siquiera, tratando de ocultar algo que sabe, lo descubrirá el capullo en un instante. No quiere ella, que sepa lo que estuvo haciendo momentos previos.
No hay nada que hacer, se queda triste con un sabor amargo que le corroe sus hilos de seda, de aquel hilo vomitado por la boca de su compañera.
Mirando triste ve el alejamiento de su amada. Nuestro amigo siente que se muere en ese momento y no puede aguantar y rompe a llorar.
"La vida es así, no hay nada que hacer", .... unos nacen con estrella y otros estrellados.


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