Esta historia comienza una mañana de verano en un lugar muy
maravilloso, que se puede compara con el Edén, por su múltiples atractivos que
en él hay. No hubieron ojos ajenos que lo que estoy observando, ni mano extraña
que lo haya tocado. Solo uno se atrevió a hacerlo y el designio del destino
hizo que jamás lo volviera a hacer.
En un árbol, muy hermoso pende una capullo, y el viento sutil lo
mece de un lado para el otro, como si supiera que el destino de esa cuna
natural saldría una de los mejores y bellos seres del mundo. Pasa el tiempo y
el referido capullo se va haciendo cada vez más grande y el hilo que la
sostiene parece que se va a romper, pero como la madre naturaleza es sabia, no
permite que se corte ese tipo de cordón umbilical que lo une a la rama del
árbol. Su vida continúa a pesar que no es producto, ni descendiente de ese
tronco duro y seguro, capaz de darle una sombra de protección, un canal de
supervivencia, ni un consejo para su vida posterior.
Como en toda circunstancia el capullo madura y empieza una lucha
por la supervivencia, el ser que hay dentro de él lucha por salir libre. Se
esfuerza por coger de un mundo que se le abre delante y que le muestra su
esplendor, un esplendor banal, maquillado y de hipocresía. Donde hay intereses
y solo alegría falsa.
A duras penas saca su cabeza y a pesar que la coraza, que la protección
que lo mantenía viva no quiere dejarla ir y lucha por no morir, ella, la
crisálida, emerge de su capullo que durante sus inicio en su nueva formación y
de una etapa importante de si VIDA que le prodigó todo lo necesario para que
crezca y que esté preparado para enfrentar la vida. yace a un lado
experimentando sus últimos aliento de vida, hasta que por fin deja de existir y
como la cadena natural, ley de naturaleza, cumplió con su deber.
Nacer, crecer, reproducir y morir.
El nuevo ser se arrastra por el suelo, no sabe a dónde, esta
desorientada, pero siente que puede virar a cualquier lugar, lo puede hacer a
la derecha, a la izquierda o simplemente seguir lo que sus ojos le atraen. Ya
no está junto a su capullo que le impida hacer lo que ella quisiera. Ya no está
la barrera que le impedía irse a buscar veleidad de la vida. No tiene nada que
le impida irse y vagar.
Ahí la tenemos, nuestra crisálida, tratando de descubrir ese mundo
que se le abre a sus pies. Encuentra otros que esta igual que ella, desubicados
y "viviendo" como se le presente las cosas. No importa que tras su
salida de la cárcel natural que lo cobijó durante su etapa de juventud pre al
nacimiento, haya rezagos de ella, tiene adherido rastros de la seda que lo
protegió y lo tiene sobre su espalda como un recuerdo de esos momentos hermosos
que pasó con su protector. Recuerdos bellos y tristes, más los primeros que los
segundos. Pero eso no importa cuando uno quiere conocer las simplezas de la
vida, cuando se ha estado en cautiverio sin querer.
Pasan los días y como la ven dubitativa, muchas voces le dicen tal
y tal consejo, pero como ella no tiene experiencia, solo las escucha y arrastra
penosamente su calificativo de oruga. Está "creciendo", no solo de
tamaño, sino que de sapiencia de la universidad de la vida. De ese centro
superior que a diario experimentamos los humanos y que entre los demás seres
también existe.
Su vida se vuelve completamente llena de consejos, unos buenos y
otros malos. Todos son escuchados, pero como carece de experiencia, no sabe
cual obedecer. Pero aquí es lo que sucede. Una luz la cubre y la deja sin
aliento, la oruga empieza a revolcarse por entre la tierra y yerba y esta le
parece encenderse, y como sea empieza a caminar buscando una protección,
buscando un calor especial y recuerda su antiguo compañero. Ese que en sus
primeros días lo cobijó bajo su manto protectora, lo cuido de los peligros que
hay en el mundo.
Entonces se topa con un árbol, y haciendo memoria, es el mismo que
lo sujetó en un hilo y trepa afanosamente buscando por ahí, y por acá. Y de su
boca empieza a brotar una especie de baba espesa y siente que se ahoga, es una
saliva gruesa que apenas la deja respirar,. Instintivamente vomita esa materia
y piensa, será que estoy volteando el estómago luego de ingerir las múltiples
bebidas que me dieron de beber, era que ese vómito fuera producto de algo que
comí en el mundo de los grandes.
Con esas interrogantes se queda dormida y poco a poco la materia
espesa, transformada en hilo de seda la empieza a cubrir como quien se tapa con
una sábana para protegerse del crudo invierno. Los días siguientes es de frío,
un frio invernal, estamos en el mes de noviembre y la temperatura ha bajado y
la tierra está húmeda. Ha llegado la tormenta "Noel" y ha dejado una
secuela de desgracias en el bosque. Muchos murieron y otros perdieron lo que
habían acumulado durante los meses anteriores.
Pasa 30 días y todo está tranquilo y el nuevo capullo va haciéndose
cada vez mas grande y maravilloso, empieza una nueva etapa para nuestra amiguita.
Se está transformando luego de mirar la vida en el bosque y sus alrededores. Ya
tiene experiencia y ha conocido los deleites de la vida. Mucha agua a corrido
debajo del puente.
Y por segunda vez sale al mundo, y deja de lado su protección
botada, no le sirve, ya la utilizó, ya sacó provecho de el. No tiene mas que
ofrecerle y cada vez que explora, encuentra otras que le atraen mas. Los
primeros contactos de su etapa de oruga fueron sencillos, porque ahora está mas
bella, ya no es el ser que no conocía el mundo, ya tiene una experiencia y
conoce lugares que antes lo visitó.
ESO ES VIDA, se repite una y otra vez.
Los conocidos, los compañeros, los que los presentaron y aquellos
que le pintan pajaritos en el aire, son los que mejor tiempo le dedican. Ahora
es mucho mejor, porque le han crecido alas, y son muy hermosas y largas que una
vez batidas, la transportan de un lado a otro mucho mas rápido que cuando era
oruga. Ya se puede ir más lejos, explora nuevos campos, nuevas emociones y
cuando su cuerpo está cansado y maltratado de su carrera desenfrenada producto
de su agitada vida, vuelve cabizbajo a su ex compañero de calor, su capullo.
Ahí está tirado sobre la maleza, olvidado por los otros animalitos
del bosque.
Ella se acerca y lo mira con sus multicolores ojos. Con pena que
le sale del alma. Sabe que ese fue su apoyo durante una etapa importante de su
vida. Yace inerte, y solo hay un hálito de vida que no quiere dejarlo it,
porque siente la necesidad de dar lo ultimo a su compañera, a su amor de su vida.
Pero como es imperiosa la necesidad de volar, la mariposa,
extendiendo sus alas levanta vuelo y se aleja sin tocarlo siquiera, tratando de
ocultar algo que sabe, lo descubrirá el capullo en un instante. No quiere ella,
que sepa lo que estuvo haciendo momentos previos.
No hay nada que hacer, se queda triste con un sabor amargo que le
corroe sus hilos de seda, de aquel hilo vomitado por la boca de su compañera.
Mirando triste ve el alejamiento de su amada. Nuestro amigo siente
que se muere en ese momento y no puede aguantar y rompe a llorar.
"La vida es así, no hay nada que hacer", .... unos nacen
con estrella y otros estrellados.
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