A la mañana siguiente, siente que las
personas de la casa, tanto el esposo como la señora se preparan para desayunar,
Juanitop se apura para darles alcance y desayunar juntos, pero al verlo salir
al baño, el esposo que se llama igual él le dice que no se preocupe porque
ellos se van a trabajar y que se quedara en casa, con la mujer de servicio.
Le da una tranquilidad porque el calor
nocturno le había hecho sudar en la cama que tuvo que cambiar las sábanas y que
se demoraría en la ducha. Luego se alista y sale al comedor y ve que la señora
de servicio, le tenía todo listo para desayunar. Estaba también la bebita
llamada Cristal.
Leía el diario y veía televisión o veía
televisón y leía en diario, pero no se sentía tranquilo, hasta que a eso de las
diez a.m., una llamada lo saca de su estado. Era la “HERM.ANA”, quien
preguntaba por el y ordenaba que se alistara porque pasaría por el dentro de
media hora. Rápidamente Juanitop se pone lindo y la espera.
Fueron a pasear por la zona colonial y
ella le iba enseñando los bellos lugares que existen en la isla. Lo llevó a la
Plaza Colón y a la famosa calle de El Conde, algo similar a nuestra conocida
Jirón de la Unión. Bajaron del auto y caminaron hasta el muelle de embarque y
miraba absorto los barcos-casinos y otras embarcaciones particulares.
Luego planificaron ir a visitar un lugar
natural, donde bajo la tierra hay una cuevas maravillosas y llenas de encanto
que el gobierno dominicano lo ha acondicionado por ser un atractivo turístico
que ningún visitante debe dejar de ver. Es el famoso “Los tres Ojos” y mas allá
esta el Acuario.
Ya era medio día y se dirigieron a la casa
de la madre, en donde también ella vivía con sus tres hijos. Nos recibió en la
cocina, estaba preparando el almuerzo en un gran caldero, y en otro cocinaba el
arroz.. La mesa estaba lista y en la sala estaba un joven jugando con la
computadora, era su sobrino.
El almuerzo consistía en habichuelas
(frijoles negros), arroz blanco, ensalada de palta y una carne que puede ser
res, pollo, cerdo o pescado, esto último era raro, porque no estaba al alcance
de esa mujer cubana. Sin embargo, ahí estaba el alimento del día, cocinándose y
un agradable aroma salía de las ollas.
Nos sentamos a la mesa y ponen los platos.
Ve que la comida la traen en vasijas y las pone en la mesa. Había que servirse
cada uno lo que deseara. Por su parte Juanitop, solo se serviría carne, porque
el arroz lo embota y no tiene la presencia de gustarle. Ah! Algunas rajas se
aguacate (palta) y un poquito de lechuga, completan el almuerzo del dia..
Pero, como es el invitado central no quiere
desagradar mas a la mujer que había cocinado, pone regular cantidad de cada uno
de los alimentos que estaba en la mesa. Lo come por compromiso, porque no
quería decir que no me gusta la comida.. Al final, la “HERM.ANA” se levanta y
entra a la cocina, saca un platito hondo con un poco de arroz quemado, ese que
se queda pegado al fondo de la olla y que los peruanos lo llamamos cocolón.
Los dominicanos están acostumbrados a
comer el arroz quemado, cuyo nombre es con-con y no hay casa donde luego de los
alimentos, lleven a la mesa un plato con ese arroz quemado. Ellos lo queman a
propósito, a la hora de cocinarlo, para después comerlo como postre.
Le brindan agua de botellón y les comento
que en Perú, se toma agua del caño, ellos sorprendidos le dicen que ahí no hay
una buena planta de tratamiento del agua y que por eso no es potable. La gran
mayoría compra agua embotellada para saciar su sed y en otras oportunidades,
para hacer sus alimentos.
Terminan y sin recoger la mesa se dirigen
a la sala a reposar y les traen “una taza” de café, (lo pongo entre comillas
porque la taza era del tamaño de las que usan mis hijas en sus juegos). La taza
estaba con café puro y le echa dos cucharitas de azúcar para no tener que
sentir el sabor amargo.
Luego de eso, la “HERM.ANA” le hace señas
para salir a la marquesina y le dice que irían a visitar a algunos amigos y
luego ir a comprar un celular. Cosa que lo deseaba desde que llegó a la isla,
porque no le gustaba estar incomunicado y menos en un lugar donde no conocía a
nadie.
Así que se fueron de visita a los amigos,
quienes los recibieron con mucha alegría y le deseaban que su estadía sea
fructífera. Agradecía a todos y veía entre estas personas una que le llamó la
atención, era una mujer que lo miraba insistentemente como diciéndole algo y el
no comprendía qué.
Al final, ya no había tiempo para seguir
con las visitas, se dirigieron a un gran centro comercial, pero no entraron ahí
sino a un local a dos cuadras. Compró un celular moderno y se lo programaron al
instante que su acompañante marcó el numero asignado e inauguró el flamante
teléfono.
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