El flemático es un individuo tranquilo, sereno que
nunca se alarma y casi nunca se enoja. Sin duda alguna es la persona con la
cual es más fácil llevarse y es, por naturaleza, el más simpático de los
temperamentos. Para él la vida es una alegre y agradable experiencia, sin
emoción, en la que evita comprometerse todo lo posible. Es tan tranquilo y
sereno que parece no agitarse nuca, cualesquiera que sean las circunstancias
que lo rodean. Es el único tipo temperamental que es invariablemente
consecuente. Bajo su personalidad tranquila el flemático experimenta más
emociones de las que aparecen en la superficie, y tiene capacidad para apreciar
las bellas artes y las cosas buenas de la vida.
Al flemático no le faltan amigos porque le gustan las
personas y tiene un sentido del humor natural y satírico. Es del tipo de
persona que puede hacer que los demás se desternillen de la risa mientras él
permanece imperturbable. Posee una capacidad especial para descubrir el lado
humorístico de los demás, y de las cosas que hacen los demás, y tiene una
actitud siempre positiva hacia la vida. Tiene buena retentiva y puede ser un
buen imitador. Una de sus grandes fuentes de diversión consiste en provocar a
los demás o en burlarse de los otros tipos temperamentales.
El flemático tiende a ser más bien espectador, y
procura no comprometerse mucho con las actividades de los demás. Más aún,
cuesta mucho lograr que tome parte en alguna actividad que no sea su rutina
diaria. En general el flemático es de buen corazón y compasivo, pero raras
veces deja traslucir sus verdaderos sentimientos. Sin embargo, toda vez que su
interés ha sido despertado, y resuelve poner manos a la obra, sus capacidades
de calidad y eficiencia se ponen de manifiesto. No se ofrece voluntariamente
para ocupar la posición de líder, pero, cuando se ve obligado a ocuparla, da
muestras de ser un líder sumamente capaz. Ejerce una influencia conciliadora
sobre otros y es un planificador nato.
El flemático es un maestro en todo aquello que requiera
de una paciencia meticulosa y la presencia de la rutina diaria.
La mayoría de los maestros de la escuela primaría son
flemáticos. Esto se aplica también al nivel secundario y superior, donde tienen
preferencia por las matemáticas, la física, la gramática, la literatura, etc.
Otro campo que apela al flemático es la ingeniería. Le atraen los planos y los
cálculos, es bueno como ingeniero civil tanto en estructuras como en sanitaria,
ingeniero químico, ingeniero mecánico, dibujante, estadística, etc. Tienen
además excelentes aptitudes artesanales, por lo que suelen ser buenos
mecánicos, torneros, carpinteros, electricistas, relojeros, especialistas en
cámaras fotográficas y otros instrumentos de precisión. Suelen también ser
excelentes capataces o dirigentes de persona pues son diplomáticos y no
provocan roces.
El flemático es organizado, jamás concurre a una
reunión desprevenido o tarde, tiende a trabajar bien bajo presión y es
extremadamente confiable. Es frecuente que el flemático conserve el mismo trabajo
toda la vida.
Como tiende a luchar con el problema de la inseguridad
personal, el flemático puede preferir ocupaciones con beneficios de jubilación
y otras seguridades. Por ello lo atraen los cargos en la administración
pública, en las fuerzas armadas, en funciones de gobierno y otras semejantes.
Es raro que el flemático inicie alguna actividad comercial por su cuenta, aún
cuando está capacitado para ello.
DEBILIDADES DEL FLEMATICO
Sin interés, lento y ocioso. La debilidad más evidente
del flemático es su aparente falta de empuje o de ambición. Si bien pareciera
que siempre hace lo que se espera de él, raras veces hace más de lo necesario.
Hace pensar en que tiene un metabolismo bajo, o lento, y con frecuencia se
queda dormido en el momento que se sienta. Raramente propicia alguna actividad,
y en cambio busca excusas para evitar tener que comprometerse en las
actividades de los demás. Incluso su ritmo tiende a disminuir con el paso de
los años. El flemático generalmente se levanta temprano, se va a su trabajo o
actividad diaria de buen humor, y habiendo cumplido un horario corrido, regresa
“completamente agotado”. Con frecuencia duerme una larga siesta, tras lo cual
se sienta frente al televisor (que maneja a control remoto), y en el curso de
la tarde se duerme y se despierta según los programas. Por último, después de
las noticias de la noche, su mujer lo despierta y lo ayuda a meterse en la
cama, donde se duerme profundamente hasta la mañana siguiente. Y esto todos los
días invariablemente.
Autoprotección: A nadie le gustan las heridas, y esto resulta
particularmente cierto en el caso del flemático. Si bien no es tan sensible
como el melancólico, tiene piel bastante delgada y por lo tanto, aprende a
protegerse a una edad muy temprana. Es bastante frecuente que aprenda a vivir
como una tortuga, erigiendo un duro caparazón protector que lo escude de todo
dolor o afrenta externos.
Mezquino y avariento: Esta es una característica de las
que solo pueden dar fe las personas que viven con un flemático, pues su actitud
siempre cortés y correcta para con los demás, hacen que el resto de las
personas no se percaten de ella. El flemático cuida cada centavo y actúa como
un avaro, excepto cuando se trata de comprar algo para si mismo. Normalmente es
el que da las propinas más pequeñas.
Terco, terco y terco: Nadie es más terco que el
flemático; pero es tan diplomático, hasta en eso, que la gente le puede pasar
desapercibido. Casi nunca se enfrenta con otra persona, ni se niega a hacer
algo, pero de algún modo se las arregla para eludir la responsabilidad. Ante
una situación familiar el flemático jamás grita o discute. Se limita a
arrastrar los pies o se planta y se niega a moverse.
Indeciso y temeroso: Debajo de la amable superficie del flemático late un
corazón sumamente temeroso. Esta tendencia a temer le impide, con frecuencia,
aventurarse por su cuenta para sacar el mayor provecho de sus potencialidades.
Hemos hecho, un breve recorrido por cada una de las
características de los cuatro temperamentos básicos, tomando algunos casos y
como estos influyen en la conducta cotidiana de las personas.
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